En plena fase de máxima inmunización de nuestros residentes y trabajadores, en Barrika Barri ya vislumbramos el porvenir con optimismo. Pero más allá de la seguridad que otorga la vacunación, nos sentimos especialmente orgullosos de nuestro certificado de prevención frente al COVID-19 y la resiliencia que hemos demostrado durante la pandemia. La conjugación de todos estos recursos preventivos, sanitarios y emocionales, ha sido la clave para mantener a nuestros mayores a salvo de contagios.
Contenidos
- 1 EL TRIUNFO DE LA CAMPAÑA DE VACUNACIÓN CONTRA EL COVID-19
- 2 LAS GARANTÍAS QUE OTORGA EL CERTIFICADO DE PREVENCIÓN FRENTE AL COVID-19
- 3 EL SIGNIFICADO EMOCIONAL DEL CERTIFICADO DE PREVENCIÓN FRENTE AL COVID-19
- 4 NUESTRA CAPACIDAD DE RESILIENCIA COMO RECURSO PERSONAL PARA ATRAVESAR LA PANDEMIA
- 5 CERTIFICANDO NUESTRO COMPROMISO DE PREVENCIÓN FRENTE AL COVID-19
- 6 REFERENCIAS CONSULTADAS
EL TRIUNFO DE LA CAMPAÑA DE VACUNACIÓN CONTRA EL COVID-19
Las noticias ya destacan la incidencia positiva que de la vacunación en las residencias para mayores: menos brotes y ninguna reacción alérgica grave. La efectividad de la vacuna contra el coronavirus comienza a notarse en la reducción de casos de contagios y de ingresos hospitalarios. Evidenciándose una bajada de los casos asociados mucho más veloz que la en la población aún no inmunizada.
Desde luego, en Barrika Barri todos nuestros residentes y nuestro personal se encuentran sanos . Pero, aunque haber recibido la segunda dosis de la vacuna resulta un punto a favor, sabemos que nuestro éxito ante la gestión de la pandemia se halla en un trabajo que viene de mucho antes.
Nos referimos a nuestra capacidad de gestionar esta crisis sanitaria con mucha regulación emocional y la aplicación de medidas preventivas eficientes. Unas acciones conjunta que nos ha llevado a obtener, hace ya meses, el certificado de prevención frente al COVID-19 y sus subsiguientes renovaciones.
Sin duda, aplicar con sagacidad los protocolos de prevención resulta fundamental, toda vez que las personas vacunadas no están eximidas de contagiarse y contagiar a los demás la infección del SARS-CoV-2. De ahí que nuestra mayor responsabilidad siga siendo mantener las medidasde prevención al máximo. Tal como ha indicado nuestro director, Gabirel Azaola, en numerosos medios de comunicación social.
En este sentido, nos gustaría reivindicar la importancia de ser poseedores del certificado de prevención frente al COVID-19 y de la cooperación e implicación de todos los que conformamos Barrika Barri.
Porque recibir la vacuna COVID-19 ha sido un regalo maravilloso y deseado, sin duda. Pero ésta supone solo uno de los vértices de un triángulo preventivo y eficiente. Los otros dos vértices siguen siendo la gestión de la seguridad y nuestra actitud positiva, proactiva y solidaria durante esta crisis.
LAS GARANTÍAS QUE OTORGA EL CERTIFICADO DE PREVENCIÓN FRENTE AL COVID-19
En efecto, desde el mes de octubre, nuestra residencia dispone de la certificación de Protocolos de Prevención y Control de Infecciones COVID-19, concedida por la empresas SGS. Certificado que vamos renovando periódicamente, si seguimos cumpliendo con el mantenimiento de las medidas de seguridad exigidas para proteger la salud de nuestro personal y de los residentes.
Tal como se explica en la nota de prensa, elaborada Iñaki Revuelta, este certificado de prevención frente al covid-19 resulta una garantía de nuestra capacidad de gestión sanitaria y laboral; así como en lo que respecta al fomento y salvaguarda de la salud pública y la prevención de riesgos laborales de nuestro centro para ancianos.
Así, tras someterse a las comprobaciones pertinentes, queda patente que en Barrika Barri detentamos un protocolo de actuación apropiado, que sigue los criterios sanitarios estipulados por el Ministerio de Sanidad, el Gobierno Vasco y la Diputación Foral de Bizkaia . La finalidad de dicho protocolo de prevención y control es minimizar todo riesgo e impacto perjudicial que pueda ocasionar la pandemia actual.
Obviamente, ello no nos inmuniza ante la crisis del coronavirus, como lo hacen la vacunación; pero sí significa que estamospreparados para protegernos de esta infección virulenta. O, en caso de sufrir algún episodio de contagio particular, actuar de forma planificada ante tal situación. Como bien explica nuestro director, Gabirel: «No es garantía al 100%, pero éste es nuestro compromiso para proteger a los residentes y profesionales frente al covid-19».
Tal compromiso incluye contar con equipos de protección homologados para todo nuestro personal. Seguir procedimientos rigurosos de limpieza y desinfección de nuestras instalaciones y materiales. Cuidar la higiene alimentaria de los residentes y la gestión de residuos y aplicar los planes de desescalada de modo controlado.
EL SIGNIFICADO EMOCIONAL DEL CERTIFICADO DE PREVENCIÓN FRENTE AL COVID-19
Ahora bien, obtener este certificado de prevención frente al COVID-19, en su momento, no fue gratuito. Implicó mucho coste emocional y esfuerzo. En un principio, debimos salir de la posición de espera y actuar desde nuestra inteligencia emocional y pericia profesional. Con coherencia y empatía, fuimos ejecutando en accionesexternas diferentes: inmediatas, preventivas y paliativas.
En este sentido, siempre actuamos con la mayor profesionalidad y celeridad posible. Tomamos las medidas de prevención que nos iba dictando el Ministerio de Sanidad, según aparecían. Sin embargo, nos sentíamos desorientados, en medio de una situación crítica inusitada, recibiendo órdenes contradictorias. Normas y exigencias que cambiaban de un día para otro.
La aparición de esta pandemia ha sido para nosotros una experiencia dura, desdichada y un inmenso sufrimiento. No solo porque trabajamos con ese grupo de alto riesgo que son las personas mayores. Sino por la enorme presión social que recayó sobre las residencias y los centros para la tercera edad.
Fue como sentir que estábamos en el ojo del huracán; como si tuviésemos una espada de Damocles sobre nuestras cabezas. Toda esta experiencia fue realmente intensa, en ocasiones desgastante, estábamos conturbados ante tanta presión y riesgo. Tuvimos que tomar decisiones de gran sensibilidad, como negarles las visitas a los familiares, mantenernos aislados. Y, en medio de esta contexto, nuestra mayor preocupación era que nuestros residentes no sufrieran. Mantener la calma en medio del caos.
Pero, al mismo tiempo, esta situación de crisis desató muchas capacidades y fortalezas en nosotros. Como nuestras fuerzas de resiliencia, de apertura a los cambios, de gestión de riesgos imprevistos. De flexibilidad mental y de instinto de protección hacia todos nosotros como comunidad. Y hoy, casi un año después de que comenzase la crisis sociosanitaria del COVID-19, nos damos cuenta de todo el revulsivo que ello supuso.
NUESTRA CAPACIDAD DE RESILIENCIA COMO RECURSO PERSONAL PARA ATRAVESAR LA PANDEMIA
En efecto, si dijimos que la campaña de vacunación contra el COVID-19 es la punta de la pirámide de los recursos aplicados para detener esta pandemia; el recurso primigenioy base de todo el resto fue nuestra capacidad de resiliencia. Esa fuerza interior que nace del espíritu de supervivencia y de protección hacia los más vulnerables. Sin duda, ha sido la gran lección que hemos aprendido de estos tiempos de pandemia e incertezas.
Por un lado, constatamos que todos en Barrika Barri nos consideramos una familia: residentes mayores, trabajadores y familiares. Somos un equipo unido, donde las relaciones entre trabajadores y residentes son horizontales y equilibradas, y el apoyo emocional es bidireccional.
Y ello nos motivó a ser valientes, involucrarnos en buscar soluciones y dar lo mejor de cada uno. ¡Y os podemos asegurar que desde los mayores hasta el último de nuestros profesionales supieron traer su vaso lleno de positividad y solidaridad a la mesa!
Después vendría la obtención del certificado de protocolo de actuación, que supuso la prueba tangible de que estamos preparados para gestionar cualquier contingencia. Que nuestra residencia para mayores posee los recursos humanos y emocionales necesarios para salir adelante.
Ahora nos queda claro que somos suficiente, que podemos afrontar las vicisitudes. Que nuestra mayor fuente de seguridad y salud y nuestro mejor sistema de gestión de calidad, somos nosotros, esta comunidad maravillosa que formamos en Barrika Barri.
En definitiva, esta pandemia ha significado toda una experiencia quironiana para nosotros: nuestra herida ilusoria nos empoderó —como personas y como organización—. Así, durante esta crisis sanitaria hemos experimentado una punto de inflexión en nuestra experiencia profesional. Pues, esta circunstancia, más allá de sufrimientos, nos aportó sabiduría y transformación. Nos fortaleció desde nuestra vulnerabilidad humana y descubrimos que estamos preparados para superar muchos obstáculos.
CERTIFICANDO NUESTRO COMPROMISO DE PREVENCIÓN FRENTE AL COVID-19
Observando fijamente este certificado de prevención frente al COVID-19 y sabiendo que ya todos nosotros estamos inmunizados ante su letalidad, nos cercioramos de cuánto hemos evolucionado en el último año. De lo mucho que hemos aprendido sobre los avatares que encierra la vida y lo importante que es promover el afecto y el apoyo en todas las relaciones que establecemos.
No obstante, siempre nos quedará una herida emocional por tanto padecimiento y tanto impacto negativo en nuestros mayores y muchas personas de nuestro alrededor. Como familiares de los residentes, proveedores, nuestras familias, etc.
Pero como señala Alejandro Lodi: «en el corazón de la desgracia está la gracia». Y sí, de no haber actuado bajo esta premisa esperanzadora, seguro que no hubiésemos podido celebrar nuestro mayor logro en estos momentos. ¡Que ninguno de nuestrosmayores se ha contagiado de COVID-19!
De ahí que, para nosotros, renovar esta certificación y haber sido de los primeros en acceder a la vacuna contra el COVID-19, signifique un reconocimiento público y externo de nuestra capacidad de actualización y superación constante . De nuestra capacidad de afrontamiento de las adversidades y del apoyo emocional que se destila en nuestra residencia. Lo cual, a fin de cuentas, es lo que nunca debería faltar en un centro geriátrico y en cualquier entorno laboral y humano.
En cuanto a nuestros planes inmediatos, nuestra intención es «ir desescalando de manera razonable. Midiendo los riesgos que asumimos; pero implementando medidas alternativas que nos ayuden a compensar este riesgo. Y sin dejar de cumplir con nuestros compromisos de atención integral [de los mayores] durante la pandemia», como expresa Gabirel Azaola.
Así, encaramos el futuro con optimismo. Sosteniendo la certeza de que la vida siempre es la regla, y toda situación de desasosiego, la excepción que podemos superar.
REFERENCIAS CONSULTADAS
- Cassini Gómez de Cádiz, J. (2020). ¿Qué aporta una certificación de gestión frente al covid-19? Recuperado de https://bit.ly/2FHgfRo
- Lado, J. V. (2021). La vacunación empieza a reducir las muertes y los contagios en residencias. Recuperado de https://bit.ly/2OFF6sZ
- Lodi, A. (2020). Quirón y el don de la herida. Kier España.
- N3ws tercera edad (2020). Una residencia de personas mayores de Barrika certifica su capacidad de prevención y respuesta ante la covid-19. Recuperado de https://bit.ly/37lqjLh
- Sáez, O. (2021). Los mayores de las residencias de Bizkaia vacunados recuperan la esperanza ante la pandemia. Recuperado de https://bit.ly/37hGAQI
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